jueves, 18 de junio de 2009

Que hablen de uno, aunque sea para mal...¿ no?

Hace poco más de una semana vi una noticia que me llamó la atención (y que seguro muchos la habreís leído); Siguiendo su propia estela de anuncios polémicos, Ryanair aprovechó que la Reina de España tomó uno de sus vuelos la semana pasada (la única opción, dicen en la Casa Real, disponible aquel día entre Santander y Londres) para convertirla en protagonista de su último anuncio. Ya lo habían hecho antes con Zapatero y el matrimonio Bruni-Sarkozy. Este último anuncio les valió una indemnización de 60.000 euros a la pareja agraviada.

Sus campañas resultan sencillas y recurren a la provocación. A pesar de no contar con ninguna agencia de comunicación para su promoción, sueltan sus bombas publicitarias con cierta regularidad. Cada cierta cantidad de meses, y cuando ya nos habíamos olvidado de ellos, recurren a un nuevo collage polémico que les devuelve a los medios durante dos o tres días. Después, lo retiran y no ha pasado nada.

La máxima “que hablen de mí, aunque sea mal” funciona a la hora de llevar la marca a la cabeza del posible cliente. Cualquiera que busque vuelos a bajo precio consultará las ofertar de Ryanair simplemente porque le ha venido a la cabeza. Pero si el contenido resulta muy polémico o choca con nuestras ideas (por ejemplo, la broma nos parece de mal gusto), el resultado de la campaña puede ser contraproducente.

No iba a hablar de esta campaña para no hacerle más bombo a la misma, pero después de los últimos accidentes aéreos, la seguridad en los vuelos ha vuelto a ser tema de preocupación. Las bromas en el sector dejarán de hacer tanta gracia por un tiempo, y Ryanair proponiéndonos volar “como un monarca” por unos euros dejará de parecer tan atractivo.

Tal vez sería mejor que recurrieran a los profesionales para diseñar sus campañas, porque uno, a la hora de viajar prefiere confiar en la seguridad que garantizan otras compañías aunque el precio sea más elevado, que es inevitable pensar mal sentado en el avión.

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