Sus campañas resultan sencillas y recurren a la provocación. A pesar de no contar con ninguna agencia de comunicación para su promoción, sueltan sus bombas publicitarias con cierta regularidad. Cada cierta cantidad de meses, y cuando ya nos habíamos olvidado de ellos, recurren a un nuevo collage polémico que les devuelve a los medios durante dos o tres días. Después, lo retiran y no ha pasado nada.
La máxima “que hablen de mí, aunque sea mal” funciona a la hora de llevar la marca a la cabeza del posible cliente. Cualquiera que busque vuelos a bajo precio consultará las ofertar de Ryanair simplemente porque le ha venido a la cabeza. Pero si el contenido resulta muy polémico o choca con nuestras ideas (por ejemplo, la broma nos parece de mal gusto), el resultado de la campaña puede ser contraproducente.
No iba a hablar de esta campaña para no hacerle más bombo a la misma, pero después de los últimos accidentes aéreos, la seguridad en los vuelos ha vuelto a ser tema de preocupación. Las bromas en el sector dejarán de hacer tanta gracia por un tiempo, y Ryanair proponiéndonos volar “como un monarca” por unos euros dejará de parecer tan atractivo.
Tal vez sería mejor que recurrieran a los profesionales para diseñar sus campañas, porque uno, a la hora de viajar prefiere confiar en la seguridad que garantizan otras compañías aunque el precio sea más elevado, que es inevitable pensar mal sentado en el avión.

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